Da un poco de vértigo pensar que la primera temporada de 'Tu cara me suena' se estrenó hace la friolera de 14 años. A nivel de audiencias, el programa ha sabido mantener el interés del público con el paso de los años, aunque el desgaste se ha notado en otros aspectos. Para una servidora, la frescura que caracterizó el formato en sus inicios se perdió hace bastantes temporadas y ahora se ha acomodado en una dinámica bastante más artificial e involuntariamente autoparódica.
¡Qué tiempos, aquellos!
Recuerdo cuando, allá por 2011, descubrí 'Tu cara me suena' por casualidad, en una época en la que ya prácticamente había perdido la costumbre de ver la TV como tal. Por aquel entonces, pillé una reposición en fin de semana y tanto yo como mi familia terminamos gratamente sorprendidos y muy enganchados al concurso.

Lo que en su momento nos llamó tanto la atención de él era, por un lado, la dinámica del programa, con el gancho de las imitaciones. Interesaba tanto ver si los concursantes cumplían el reto o no, como volver a escuchar las canciones que ponían cada semana, con una selección bastante variada y no exenta de temazos de ayer y hoy.
Las distintas actuaciones, unida al buen rollo que había entre los concursantes (alejado de cualquier búsqueda de morbo y dramatismo tan característico en muchos otros talents/realities), la chispa del jurado, el buen hacer del presentador y los momentos de comedia genuinos hacían que, pese a su extensa duración, la gala se me hiciera muy amena y siempre me dejaba con una sonrisa en la cara.
Al margen de las pausas publicitarias (no puedo opinar sobre ello porque, confieso, la mayoría de las veces me lo he visto en diferido, así que me los saltaba), durante mucho tiempo fue un auténtico lugar feliz para mí y ponerme otra gala del concurso era el plan infalible para hacerme reír y subirme los años.
14 años después de esa primera y brillante edición, aquí sigo viéndolo, pero con una motivación radicalmente diferente. Ahora se ha convertido más en algo que veo por inercia, cuando mi madre y yo coincidimos y no tenemos nada mejor que ver (el resto de mi familia se bajó del carro hace ya tiempo), que no porque sea algo que me despierte la ilusión y me entretenga tanto como lo hizo en sus inicios.

No me malinterpretéis, tampoco es que sea un suplicio lo que se dice: sigue teniendo un ritmo entretenido y es interesante ver cómo los concursantes (al menos, aquellos que se esfuerzan para hacerlo) se las ingenian para lograr dar la talla en las distintas imitaciones. Los problemas son otros.
Lo mismo, pero peor
En primer lugar, y aunque soy consciente que todos los programas tienen su escaleta y no se pueden permitir ser espontáneos continuamente, pero una de las partes que más se oxidado del programa es la de comedia. Antes, los momentos de humor dejaban la sensación de ser más orgánicos y menos forzados, como determinadas coletillas u ocurrencias puntuales de concursantes o miembros del jurado, que incluso terminaban convertidas en un meme.
En las últimas temporadas, parece como si se hubieran dado cuenta del potencial de esos momento y, en vez de dejarlos fluir o introducirlos de manera más espontánea, ahora los meten de manera sistemática y bastante arbitraria, paralizando partes del concurso para insertar esos momentos que sobre papel sonarán muy locos, pero al ser tan forzados, no me resultan graciosos sino más pronto cansinos. Hasta el punto de que ya me he acostumbrado a verlo con el mando a distancia cerca para pasarlo unos minutos cuando se ponen a hacer el tonto.

También han cambiado mucho el tema de las puntuaciones, no solo la dinámica en sí (también discutible), sino el criterio a la hora de dar los puntos, y no para bien. Otra cosa no, pero antes las puntuaciones eran como mínimo coherentes, y desde hace algún tiempo parece que pesan más otros factores que no si el concursante ha hecho una buena imitación o no (no tengo pruebas pero tampoco dudas de que muchas notas altas están puestas "para que tal persona no se enfade").
Esa es otra: siempre ha habido de todo entre los concursantes (gente a la que se le daba muy bien y gente a la que no se le daba tan bien), pero al menos lo intentaban. Ahora hay muchos concursantes que los han cogido únicamente para dar el show, y da la impresión de que ni siquiera intentan imitar, sino que les interesa ver cómo de mal lo pueden hacer.
Eso, además de que se ponen tan pesados con ciertas bromas (y no me refiero solo a Àngel Llàcer) que quizá tuvieron gracia la primera vez, pero las repiten tanto que al final ya pierden cualquier atisbo de hilaridad... que ya llega un punto en el que todo parece más un intento tras otro de seguir explotando lo que un día les funcionó y se ha convertido en una especie de parodia de sí mismo.
Obviamente, debo de estar en minoría respecto a esta opinión, porque ahí están los datos de audiencia (aunque en las últimas haya bajado el número de espectadores, sigue sacando una cuota de pantalla que oscila entre los 21/19%). Pero no deja de darme pena que un formato que en su momento me entusiasmó tanto, ahora suene a remix poco inspirado de grandes éxitos. De momento, seguiré escuchándolo, pero quién sabe hasta cuándo.
En Espinof | Las mejores películas de 2025
Ver 3 comentarios